El vidrio no es biodegradable, aunque su composición proviene en gran medida de recursos naturales como arena, cenizas y otros minerales. La biodegradación es un proceso en el cual los microorganismos descomponen sustancias en componentes orgánicos que regresan a la Tierra para su reutilización natural. Sin embargo, el vidrio, siendo un material inorgánico y sometido a procesos extremos de fabricación, no contiene los nutrientes que los microorganismos necesitan para descomponerlo. Por esta razón, el vidrio no se descompone de manera natural en el medio ambiente en un período de tiempo razonable.
Aunque en condiciones naturales podría tardar millones de años en desintegrarse, el vidrio eventualmente se fragmenta en pequeñas partículas debido a la acción de factores ambientales como la abrasión, la exposición a la intemperie y la acción del agua. Esto significa que, si bien no es biodegradable en el sentido estricto, el vidrio puede degradarse lentamente en la naturaleza, retornando en pedazos más pequeños hasta que, con el tiempo, se integre en el ecosistema. De hecho, restos de vidrio que datan de miles de años, como los encontrados en sitios arqueológicos egipcios, evidencian que este material puede persistir en el ambiente durante largos períodos.
Por lo tanto, podemos concluir que el vidrio no es biodegradable, pero sí puede ser considerado como un material que, en condiciones naturales, se degrada lentamente con el paso del tiempo, siempre y cuando no esté sometido a un uso intensivo y constante en vertederos o ambientes contaminados.